Y llegó la lluvia a Israel. Por fin!!! Se estaba haciendo esperar. Sin agua difícil vivir y más en zonas de desierto donde cada gota es una joya. Fue un diluvio pasajero. Volvió el sol a sonreír y aún no se siente el verdadero invierno, aunque ya las temperaturas bajaron. Me recuerda el clima de Bogotá. Fresco y agradable. De seguro es sólo el comienzo ya que el invierno se declara el 21 de diciembre. Aún nos quedan algunos días de sol y de un cierto calorcito que me calienta el alma. No soy muy de fríos. Me gusta sentir el calor en el corazón y también en el cuerpo. Mejor dicho soy de soles y de luces, como mi nombre lo indica. De las sombras me escapo, aunque no siempre resulte posible; ya que tienen sus encantos listos a darnos el zarpazo para ahogarnos en sus oscuridades. Pretendo alejarme de tantas tinieblas, que responden a tantas tentaciones, pero confieso que no siempre es fácil. Se valen de excelentes artimañas para hacernos sucumbir a sus atributos y sus deseos.