Orfandades
Es una aurora singular en el panorama literario internacional. Novelista de éxito desde hace más de treinta años. Escribe poemas desde un lenguaje personalismo.
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Es Eros en… canto una celebración del amor y del sexo como fuerza vital y transformadora, capaz de convertir a los amantes en un solo ser, totalmente animal, totalmente espiritual, que transciende a la mera suma de sus cuerpos. El deseo, el placer y la entrega, los jadeos, gemidos y sudores se transforman en poemas y conforman un libro ardiente e inteligente que estimula los sentidos y la razón. Y es que a través de su inagotable y creativo catálogo de metáforas de las más líricas a las más audaces y divertidas, Bella Clara Ventura nos recuerda que estamos vivos y que, al menos en el rato que tardamos en susurrar un poema, prolongar las caricias y dilatar la explosión, somos eternos.
Puede decirse, en consecuencia, que Eros en… canto se constituye en un frenesí de los sentidos y en una distribución estética de los erotismos que atraviesa todo límite y, al mismo tiempo, en un canto/confesión personal, cuyo vitalismo exuberante se comunica y se comparte en cada poema.
Es una aurora singular en el panorama literario internacional. Novelista de éxito desde hace más de treinta años. Escribe poemas desde un lenguaje personalismo.
Este texto es una suerte de bestiario o mini zoológico poético en el que van desfilando diversos animales. Más que un verdadero mini zoológico o bestiario desbordante de imaginación es un mágico recorrido o bella y clara aventura sin fin, por los interminables reinos de la poesía infantil real, maravillosa, llena de gnomos y duendes, que «decora la fantasía».
Nada escapa al universo creativo de Bella Clara Ventura, ni siquiera los seres mitológicos, pues entre sus tiernas páginas están primorosamente retratados por igual, la sirena enjoyada de escamas, Pegaso por los aires configurando nuevos mundos y el unicornio que en el tercer ojo clava su cuerno.
Hechizos de bosque fue publicado inicialmente el 2001 por Club Editor en Bogotá, reeditado ahora por Alejo en Lima, para complacencia y regocijo de sus lectores.
Jorge Ita Gómez
Bella Clara Ventura hace parte de esta Antología prologada por la poeta Maruja Vieira quien anota en alguna parte de su texto «Si la poesía es sencillamente otra manera de mirar la vida, este libro enseña dieciséis maneras de vivir el amor, la tristeza y la ausencia, el dolor de la patria herida, el vuelo del albatros que enfrenta tempestades y los jardines místicos que rodean la memoria de los que ya se fueron».
La libertad, anfitriona del corazón, es el elogio del retorno a uno mismo, fuente inagotable de riqueza, por más descuidada o incomprendida que sea. Esta libertad de ser nosotros mismos nos permite redescubrir el paraíso perdido que podemos recrear en la Tierra a través de palabras y acciones. Un retorno al estado natural, a la sencillez, a lo invisible, tan bien descrito por Saint Exupéry como lo esencial. La libertad es un pájaro-niño que todos vivimos dentro de nosotros mismos. Y aquí hay versos que nos susurran esta verdad con la ayuda de metáforas que emanan de un autor colombo-mexicano, pintor de los vuelos del alma. Pacificadora, quiere extraer su perfume de la selva para destilarlo a la humanidad. Aboga por la alegría de vivir sin cadenas y sin ataduras, pero sólo bajo el dictado del corazón, anfitrión de sentimientos nobles. Estemos de acuerdo con Vauvenargues: “Los grandes pensamientos surgen del corazón. »
La importancia que reviste este libro para la escritora y para el arte poético, se presenta en forma de díptico. Por un lado, la experiencia de escribir desde su propio silencio, en búsqueda de un ritmo poético escondido en cada palabra anudada a una palabra más para formar el verso y, por el otro, una tendencia estética que retrata la realidad sin provocaciones, la advertencia de un sol que la abraza todos los días, así llueva y esa luna que sin rodeos la provoca y la incita a conversar con la noche.
Elevada a través de metáforas indómitas la poesía de este libro se realza en un lenguaje audaz, limpio, que responde a una concepción profunda y coherente del mundo que le asalta a cada instante. Es su mundo con el otro, donde la pregunta no tiene respuesta sino conclusiones, donde el interrogante se ahoga en su propio rito para quedarse estático, como suspendido, sin saber a dónde ir. Aquí la rima puede ser o no, un factor esencial de la tonalidad, del ritmo, de la sucesión de acentos, es fundamental para la interpretación de los poemas haciéndose evidente la ineludible verdad de un tiempo subjetivo.
En términos de precisar una tendencia literaria, podríamos atrevernos a encontrar una afinidad con el estilo poético de Nicanor Parra, hablaríamos entonces de “la poesía de lo cotidiano”, con una diferencia relevante y es, la de los giros verbales torneados por atmósferas surrealistas. Es esta mixtura la que define un estilo propio y genuino, que hace de su mundo poético una trasmutación de todas sus vivencias.
Claudia De Greiff
Una de las frases célebres de Anaïs Nin dice así: «El erotismo es una de las bases del conocimiento de uno mismo, tan indispensable como la poesía».
Cuando se conjuga el erotismo con la poesía, y precisamente por la mano de una reconocida escritora de fama mundial como lo es Bella Clara Ventura, resultan libros inquietantes, generadores de imágenes, hermosos y reveladores como este, que producen en nosotros, los lectores, un ejercicio de arqueología personal. Al internarse en los versos se excava en las sensaciones y recuerdos, presentándote además los instrumentos para desenterrar ciudades dormidas.
La poesía, ese arte sublime de capturar lo inefable, se erige en estas páginas como el refugio de las emociones más profundas y sinceras. Bella Clara nos embarca en un viaje hacia los abismos del alma y la cumbre de los sentidos. Un viaje íntimo que se presenta como un homenaje a la sensualidad femenina, sin olvidar la masculina. Un canto valiente y sincero a la energía primordial que nos habita y que a menudo reprimimos y silenciamos.
Afrodita en el alma es una oda a la vida, a los placeres y a los sentidos. Es también un abrazo a la esencia del ser.
Nery Santos Gómez